miércoles, 10 de abril de 2013

LAS HISTORIAS PENDIENTES

EL SECRETO DE SUS OJOS. Juan José Campanella
El Secreto de sus ojos fue de lo mejor que vi en el cine por la época en que se estrenó. Recuerdo acabar la película con una sonrisa en la boca y la sensación de haber visto una historia muy redonda, emocionante y que me guardaría en mi cabeza orgullosa del regalo que acababa de hacerme.  Más recientemente, he vuelvo a disfrutar de ella, esta vez desde el sofá de mi casa, siendo el resultado igualmente muy satisfactorio, y por eso he decidido dedicarle un post, por eso y porque aparte de ser un trabajo brillante la trama de la relación entre los protagonistas es de las que me gusta exprimir jugo. 

Desde el principio se adivina un vínculo fuerte, algo muy intenso y memorable, pero se nos lanzan (intencionadamente) muchos interrogantes; qué pasó entre ellos, cuándo se acabó, las razones que hubo detrás y sobre todo por qué aún se siguen sonriendo como si pensaran uno en el otro todos los días. Un pasado que se desconoce pero que se intuye abundante, vivo, incluso doloroso y con un reencuentro en el presente gracias al cual se predice un futuro con cosas por decir y por pasar, con viejos recuerdos esperando en el tintero a ser rescatados y quién sabe si con un nuevo final o mejor dicho un principio a su historia.


 “El secreto de sus ojos” no sólo está en las fotografías del caso que inquieta a Benjamín, está en la mirada que hay entre él e Irene. ¿Quién no ha tenido o tiene una “relación pendiente”? ¿Quién no recuerda de vez en cuando a cierta persona y piensa en lo que pudo ser…? En mi opinión, no es sano dejar asuntos o relaciones en estado latente, oculto, que parece que no están, porque quizá luego con tan solo hurgar un poquito vuelvan a resurgir y a llenarse de sentimientos, emociones, y recuerdos como quien llena un vaso de agua.  ¿Hay alguna solución? Sí, atar siempre todas tus historias y dejarlas bien cerradas. Intentar siempre algo que crees que puede funcionar, no dejar de luchar cuando piensas que tiene sentido, no renunciar demasiado pronto, porque entonces no habrás hecho todo lo que estaba en tu mano y es posible que en tu cabeza tarde o temprano surjan los “y si” Y si hubiera hecho o dicho…  No es muy bueno vivir con lastres de personas dentro de ti, porque acaban haciéndose hueco y se enquistan. 

Recuerdo que un profesor de la facultad dedicó parte de una clase de estadística a defender que era mucho mejor arrepentirse de lo que se había hecho que de lo que se dejaba por hacer.  No sé si su charla tenía mucho que ver con la materia o no, pero su discurso fue reseñable y se me ha venido a la cabeza ahora viendo a Benjamín con esa fuerte culpa q lleva encima por no haber sido más atrevido años atrás y no  haber intentado ser feliz con Irene. La felicidad es algo demasiado importante como para no aspirar a ella con toda la energía positiva y recursos que se tienen y lo que es mejor aún, es algo demasiado valioso como para no conseguirla por no haber sabido ser suficientemente valiente.

1 comentario:

  1. Esta me la apunto, que no la he visto. Esperaba que dijeras algo así como que la segunda vez que la viste te decepcionó un poco, porque segundas partes... Ya sabes lo que dicen. Pero si salió reforzada merece una oportunidad. Así que prometo verla.

    Creo como tú que hay que intentarlo. Siempre. Hay que pringarse. Pero no siempre ponerlo todo de tu parte implica que no te quedes al final con esa sensación de lo que pudo haber sido. Aunque arriesgues. Porque a veces no depende solo de ti, porque no creo que en la vida real existan finales absolutos, como dices tú, finales cerrados. Más bien todo siempre está abierto. Y eso lo hace divertido...

    Por cierto, que hayas encontrado algo memorable que recordar de aquellas clases de estadística es ya todo un logro.

    Me alegro tenerte de vuelta por aquí :)

    marta

    ResponderEliminar